Papillon
Hoy, bien arropada en la cama, he terminado de leer Papillon, de Henri Charrière. La historia real de un hombre condenado a cadena perpetua en Francia que debe cumplir su condena en la Guayana francesa de 1931, con sólo 25 años. En sus once años de reclusión no abandonó nunca la idea de fugarse.
Pero me ha despertado la llamada de teléfono del responsable de recursos humanos que me hizo ayer la entrevista. Ya tengo trabajo, ya tengo piso, ya tengo vida rutinaria oficialmente. Y, aunque suene increible, estoy deseando empezar. Hundirme del todo en una vida normal y corriente.
Empiezo el día 6. Así que, hasta la fecha, tendré que procurarme otra identidad acorde a la empresa. Dressing code, lo llaman. Pantalones de vestir y demás. Es como ir de uniforme. Me hace gracia y todo. Ya veremos cuando tenga que planchar...
Este domingo terminó la tercera temporada de Lost en los paises angloparlantes. Oh-my-god. Es la serie mejor pensada para angustiar a la población entelevisada. Han terminado con un golpe maestro, en la nuca y a mala leche, que te deja tirado en el suelo, semiinconsciente, con una sola palabra en la boca, pero... pero... pero... Genial.
Mi nueva vida en Dublín transcurre muy tranquilamente. De momento espero a que este sábado llegue mi hermana y que entonces, con su preciada y simétrica compañía y forma de pensar, nos organicemos un verdadero tour por Dublín. Quiero ser guiri. Con mapa y mochila y bocata de salchichón. Y hacer fotos a destajo.
Y mientras pasa todo eso llegará julio.
1 comentarios:
Julio, julio, julio, julio, julio, jul...
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